domingo, noviembre 19, 2006

Chau, qué tal...

Esto no será un inventario, no quiero una caja en la que ir guardando 24 años como encerrándolos, no voy a enumerar lo que dejo, porque todos los días vendré de visita.
Cuando sea hora de apagar los sonidos, tendré una puerta azul, igual que la que ahora miro, para abrir.

Algunas veces, esto pasa y el amor te destierra, te exilia, te arma las valijas, las mudanzas. Y ahí va uno, contento, con fotos y probabilidades para las paredes que estarán todavía blancas.

Nos vamos, más solidarios que nunca, a ser otros.
Nuevos, también blancos y pulcros, a volvernos la casa detrás de la puerta que abrirá una mujer de ojos felices.

No hay comentarios.: