lunes, noviembre 27, 2006

Sobre llovido, tocado.

( Crónica subpluvial)

Creo que siempre me han gustado los viajes en taxi, como si el tiempo que tardo en llegar a mi casa desde cualquier lugar fuera justo el necesario. Una vez que el taxista cumple con ese tipo de prueba, consistente en testear si el pasajero es o no de esos que se aburren con quince o veinte minutos de silencio, se vuelve placentero. Uno puede recostarse un poco sobre alguno de los vidrios y ver como la gente va, pasa...

A veces, como anoche, también se puede mirar la lluvia y saberse seco por un rato, abrir la ventanilla a penas, y calcular si irá a hacer falta ponerse un abrigo antes de llegar.

Estoy acostumbrada a bajarme una o dos cuadras antes, para no romper el clima con algún barullo familiar que ande dando vueltas, y fumar tranquila el casi último cigarrillo del día.
Ayer, cuando abrí la puerta, todos dormían. Supe que tenía que buscarte y decirte que, en un taxi, nos habíamos reconciliado de una enemistad que olvidé mencionar en la tarde.
Vos leías un cuento para ir a dormir, entonces, como si realmente no existieran las casualidades, Cortázar dijo: “ Siempre olvidé el paraguas antes de ir a buscarte”.

No me importó que alguien más entendiera, pasé sin tocarte mi mano por tu espalda y abracé la almohada, que tembló.

2 comentarios:

Aurefaire dijo...

Q lindo amigaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
me encanta leerte!!!!
Besitos de hada para vos, kiza alguna hadita ronde por las habitaciones de ese nuevo hogar!!!!!

delarena-una dijo...

Quiero desearte de todo corazón
FELICES FIESTAS !!!

Todo éste año he disfrutado mucho de tus textos.

Con enorme afecto..

Gilda.