viernes, enero 20, 2006

Excusa para mujer y lluvia

Lo que hay en la canaleta es un zapato,un zapato blanco. No salgo a comprobarlo. LLueve y ya me mojé bastante esta mañana. Además, es una buena compañía, salir a fumar, verlo luchando contra el neumático de ese auto verde.
Podría pasar una mujer corriendo por la vereda, con el paraguas destartalado,la cartera colgando de la muñeca, rengueando detrás del zapato blanco que se aleja por los rápidos de la canaleta.
Incluso me veo a mi mísma comtemplando la imágen, no atinando a interceptar el calzado porque ese acto de rebelión no se merece una mano ajena y policíaca que lo devuelva a las hebillas y a las tiritas y quién sabe a qué otros padeceres.

No sé por qué se me ocurren estas cosas.
Gabriel dice que el zapato se escapó de alguna bolsa de basura... ¿Cómo imaginarse un zapato sin un pie? Un zapato blanco.Abandonado por una mujer que no se merece ni una pizca de la ternura de aquella otra que, hecha una sopa,perseguía en un llanto ( que en realidad era lluvia) a su zapato liberado y blanco con tiritas...

Mis textos no dejan de ser esa excusa para enamorarme hasta en las canaletas. O en canales un poco menos líquidos y más perfumados. Pero son siempre excusas. Mi lugar común,mi argumento más firme, mi convicción izada en el medio de la plaza.
Es mi antojo. Mi capricho a prueba de divanes.
Como los pretextos que encontré para no irme, más allá de los consejos de las masas populares que saben más a pan casero que a crema y nueces.
Ver mujeres empapadas, aunque me vuelva tan conciente y me auto ayude autobiografiandome.
Cuando digo poesía quiero decir ese acto de fe inquieta, sin santo a quien pedir ni preguntar. No digo instancia superior en la que exorcisemos los amores malparidos, o malcriados, o malheridos, o malos.

No hay comentarios.: