miércoles, enero 25, 2006

Vacas

Hace unos días escuché una interesante adaptación a los tiempos de una célebre frase popular. Decía: " El que se quema con leche ve una vaca y dispara". Hay dos acepciones para este aforismo de metáfora perfecta. La primera es la estrategia de la huída, el abandono después de concluído el clásico llanto que provocaba tradicionalmente el rumiante.
La segunda acepción supone la hipótesis del revólver o del fusil o de cualquier arma de fuego que pueda tenerse a mano."... ve una vaca y dispara."

Hace unos minutos, cuando volvía de encontrarme con mi cuadrúpedo a manchas, me crucé otra vez con ese gatito blanco y negro que parece empecinado en hacerme recordar, cromáticamente, mi destino pastoril.

Girondo dijo que no hay diferencia entre una vaca y una mujer con las caderas a un metro del piso. Bukowski llamaba vacas a sus mujeres, un poco por el exceso de kilos que solían cargar, otro poco por el alcohol que las dejaba chorreando saliva y quejandose.

Serán las vaquitas la musa repetida.
Vos las nombraste antes que yo - aunque yo ya había traído a Oliverio- y pasaste un tiempo considerable convertida en esos alambres con electricidad que hay en los campos. Avisandome cada vez que veías aparecer una mancha blanca y negra con cara de recuerdo amenazante...

- Ví una vaca...- decías.

"Las penas son de nosotros, las vaquitas son ajenas." Pero no hablamos de Reforma Agraria. ¿ O hablamos? Una gran expropiación de campos y vacas, y amansar las vacas para que den sólo leche tibia o fresca.

"Tengo una vaca lecheeera..." Me excedí en darle vueltas a la idea, puede ser, algunas veces hay que distraerse.
De todos modos, creo que la acción siempre es preferible al llanto. Yo te ví llorar, ahora también te imagino llorando...
El que se quema con lágrimas, ve unos ojos y grita.

No hay comentarios.: