jueves, noviembre 10, 2005

Supersticiones

Revisar las medias rotas sabiendo, de antemano, lo grande que se han vuelto los agujeros transparentes ( son peores que los negros... no les cabe nada).
Después de la noche de bodas, en camas separadas, soñarse colgando de un tranvía ( "... fíjese el sueño raro que tuve.").
Algunas veces, ni vale la pena hacer cara de distraído, andar así silbando bajito, patear piedritas disimulando. Se termina por caer y otra vez la transparencia: incolora, inodora, insípida, pero no calma la sed.
- Me compré unos ladrillos de cartón ¿ sabés? Sí, ya sé. ¿ Cómo vas a contestarme si no sabés quien sos? Yo tampoco sé tu nombre, tranquila -.
Estamos a salvo ella y yo. Clandestinas.
La otra vez, la ví acomodando en la ventana un cantarito de agua y un platito de pasto. Los presentó como hacen los chefs esos, de la tele. Esperé que buscara los zapatos ( es noviembre... caníbal, sí.Pero mejor prevenir) y no... así nomás se fue a dormir.
Me acordé, entonces, y todo estuvo mejor:
- Yo creo en los Reyes Magos - dijo- pero eso de los camellos...-
Y apagó la luz.

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